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Lagarto cornudo, el misterio del desierto


México, uno de los países con más diversidad en flora y fauna, guarda una riqueza extraordinaria de reptiles, con seres que parecen sacados de una película de ciencia ficción, en pocas palabras el sueño de todo herpetólogo.

También conocido en México como sapo cornudo o camaleón llora sangre, el género Phrynosoma actualmente está representado por 17 especies a nivel mundial. En México habitan 16 de estas especies y cuatro de ellas son endémicas de nuestro país, es decir, solo se pueden encontrar en territorio mexicano.

De todos los saurios habitantes de los desiertos de América, el lagarto cornudo junto con los camaleones, es de los mejor capacitados para adaptar su coloración a la del medio en que se mueve; estos cornudos bichos están cubiertos de puntiagudas escamas y diez o doce afiladas prolongaciones córneas en la parte posterior de la cabeza, son grises si el suelo es gris, rojizos si el suelo así lo es o incluso cambian de color al pasar del sol a la sombra. Este tipo de camuflaje se da por modificaciones automáticas de la disposición de los gránulos de pigmento en la piel del lagarto. Estas alteraciones son involuntarias, ya que no dependen en absoluto del deseo del lagarto de pasar inadvertido. Este camuflaje cumple un doble papel: en primer lugar evita ser descubierto por sus depredadores, escasos, en verdad, debido a la protección que le confieren sus espinas dérmicas, y en segundo lugar y quizá la función más importante es evitar su localización por parte de los insectos de los que se nutre.

Pero las peculiaridades del lagarto cornudo no se reducen a su piel espinosa o a su habilidad de camuflaje. En un estado de gran excitación algunas especies del genero Phrynosoma son capaces de expulsar un pequeño chorro de sangre por sus ojos. Los científicos no se han puesto aun de acuerdo sobre el significado de una actuación tan notable, aunque para la mayoría se trata de un mecanismo defensivo, para otros autores sería una manifestación del celo, una enfermedad que afecta a algunos individuos o bien el resultado de una mutación. En todo caso, el peculiar lagarto ha impresionado tan vivamente a quienes lo han visto que no hay científico que pase por alto tan singular detalle.

El lagarto cornudo pasa gran parte de su tiempo bajo la arena, de ahí que también se le conozca con el nombre de sapo cornudo, aunque de sapo solo tenga la forma de la cabeza. En primavera o principio de verano la hembra excava un agujero donde deposita unos treinta huevos ovalados de un centímetro y medio y de color amarillo de los cuales noventa días después eclosionan los pequeños “cornuditos” de unos escasos cuatro centímetros. Sin embargo algunas otras especies alumbran crías vivas que salen del huevo justo antes de la puesta.

Actualmente las cuatro especies endémicas de México se encuentran protegidas por las leyes mexicanas, sin embargo la extracción ilegal y su comercialización ha mermado las poblaciones de estos organismos. Si un Phrynosoma tiene las reservas de grasa adecuadas, puede vivir durante varios meses en un ambiente de cautiverio hostil, por lo que es común que las personas consideren que es posible mantenerlos de esta manera. No obstante, debido a que son animales que fácilmente se estresan y con un alto grado de especialización alimentaria, su mantenimiento inadecuado en cautiverio implica la mayoría de las ocasiones la muerte del ejemplar.

Los sapos cornudos, son reptiles fascinantes. Ellos habitaron la tierra mucho antes que nosotros y han evolucionado por millones de años. Desafortunadamente, estas especies no pueden enfrentar las modificaciones tan drásticas y rápidas de su hábitat que el hombre ha ocasionado, por lo que se requieren medidas de conservación que permitan la permanencia de estas especies.

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